domingo, 19 de septiembre de 2010

Tesoros en el mar


Se podían percibir sus pasos entre el ruido de las olas, caminaba suave sobre la arena vestida de sal....y no se detenían, se hundían en la arena mojada y dejaban impresas sus huellas que iban trazando una ruta, un camino, me preguntaba si iban buscando un rumbo, tal vez un horizonte…podía ver que de su rostro caían unas resplandecientes perlas que bajaban por su cuerpo empapando sus ropas, eran hermosas, la llenaban de luz, llevaba un delicado vestido de organza blanco, parecía un alma libre, pura, no sé si saludando a la vida o despidiéndose de ella, pero no podía apartar mi mirada de ella.

De pronto en medio del silencio se escuchó una voz que venía del mar....quién eres preguntó ella, con una voz delicada, que se quebraba entre las olas y el viento, sus pasos se detuvieron como buscando respuestas, su rostro se levantó y miró hacia un horizonte en el que se disolvía el sol en la mar y desde muy adentro le respondió una voz intensa, que la hizo estremecer y sobrecogerse ante el misterio que su alma contemplaba...soy la profundidad, existo desde siempre, estoy aquí, el mar es mi hogar, estoy tan dentro suyo que si no te detienes y te acercas, no m puedes conocer, en mi se quedaron las historias de muchas almas que vinieron a la orilla a contarme sus más escondidos secretos y yo los guardo como un tesoro, las olas se acercan a la orilla y vuelven a entrar, trayéndome sus pensamientos, sus suspiros, sueños, alegrías y penas, todo lo que hasta aquí vienen a desahogar.

Infinidad de navegantes han querido explorar mis territorios y encontrar los tesoros que se esconden en el centro del mar, ellos creen que son tesoros materiales, oro, plata, joyas perdidas, se inventan historias sobre ellos, arman expediciones, se sumergen en las aguas buscando lo que quieren encontrar, piratas han querido robarlas, algunos hasta dicen haber visto resplandores en lo más hondo del mar, muchos han ambicionado con ellos, se han internado más allá de donde podían ir por obtenerlos, pero ninguno ha salido con vida para contar lo que han descubierto, son muy ambiciosos, quieren llevárselos, poseerlos, creen que los pueden hacer suyos y eso no puede ser, porque lo que brilla aquí dentro no es lo que creen, son tesoros, sí, son valiosos y brillan como el diamante más hermoso, se encandilan, se ciegan, se pierden en la oscuridad luego.

Los secretos de las almas se tienen que quedar conmigo, como tus pasos ahora, porque yo puedo leer en tu alma la intención de ellos, yo entiendo a dónde vas, yo puedo descifrar tu rumbo y conozco ese brillo en tus ojos, por eso te detengo ahora y te hablo y te escucho, por si quieres detenerte y volver, porque luego no habrá retorno, luego tú misma serás el tesoro en el mar…

Ella se quedó suspendida en una inmensidad de preguntas sin respuesta, empezó a desnudar su propia vida ante la voz que la escrutaba y sin darse cuenta iba avanzando por la playa y cada vez iba más dentro del mar que le hacía descubrir en cada paso un nuevo tesoro, entregaba los suyos en la medida que iba entrando en el e iba llevándose los que aquella voz le iba desvelando, el mar iba cubriendo sus huellas que ya no me eran visibles, su hermoso vestido se confundía con la espuma de las olas, su silueta iba disolviéndose como la sal en la mar, de pronto la orilla de la playa fue quedando atrás, ya no se veía la arena, todo era agua, sal, ya no había sol ni horizonte, era todo una sola impresión ante mis ojos, el sol, el cielo, el mar, la silueta, todo se estaba uniendo y disolviendo a la vez, en unos minutos iba a acabar la puesta del sol, y ya no la vería, me entró un escalofríos en el alma, quise gritarle, pero estaba muy alto y lejos para que pudiera oír mi voz, medí la distancia, pero no alcanzaba a ir por ella, estaba muy dentro para volver, yo muy lejos para tomar sus manos y ayudarla a regresar a la orilla.

El mar ya la cubría casi entera, le descubrió el origen de la vida, le mostró el principio, el antes de los tiempos, cuando aún no había sido creado nada en la tierra, cuando todo era mar, ella se sumergió en el por completo y entregó su vida, la perdí de vista, junto con el sol, cayó la tarde y no estaba, mis manos se quedaron extendidas en el espacio, como sin tiempo, contemplé lentamente su despedida y no la supe interpretar, mi corazón cayó de rodillas, entonces comprendí sus pasos, pero ya era tarde, ya no estaba y el mar seguía en calma, las olas cesaron por un momento, el tiempo parecía solemne en ese instante, aquella voz se quedó su historia, su último suspiro y a cambio las olas de ese inmenso mar ahora llevaban una nueva vida, que daba vida a su propia esencia, a su propio mar.