A veces el silencio
quema por dentro y enciende hogueras que no se pueden apagar... quién dijo que
el silencio era silencioso, asociamos extrañamente silencio a quietud, inmovilidad,
pasividad; lo convertimos en algo estéril, inoperante, incapaz de producir
algún movimiento interior o generar alguna acción externa, sin embargo, si
quema es porque se deja sentir, si enciende un fuego es porque tiene mucha vida
y la vida no es pasiva ni quieta...es más bien dinamismo y creatividad.
Yo te percibo
silencio fluyendo con mi sangre, confundiéndote con ella, viajando de sinapsis
en sinapsis, creando las más intensas sensaciones y las más locas e inquietas ideas, siento que tienes múltiples
melodías, que tus notas se dibujan en todos los rincones de mi ser, tus colores
me hacen ir despierta por la vida, logran que no me pierda los detalles, que
los contemple, los viva y valore.
Yo te descubro
silencio, con tu propia personalidad, fuerte, valiente, arriesgado, te miro y
me enamoras, tan alegre, sonriente, soñador, diseñando días, construyendo mis
caminos, abriendo fronteras y quebrando esquemas, así te encuentro conmoviéndote
con alguien que sufre y ayudando al que lo necesita, tan original y particular,
tienes tu esencia y me encanta.
Yo te confieso
silencio que te amo, que en ti he aprendido a conocerme y sorprenderme, en ti
he desnudado mi alma y mis sentidos, me has moldeado con tanta ternura que has
dejado impreso en mí, tu aroma, ese perfume que no encuentro en el bullicio ni
en el ruido, que me atrae y me hace conocerte aunque lejos de ti alguna vez me encuentre, me acerca a ti
y me perfuma y ya no sé si eres tú o soy yo, lo que sí sé amoroso y melodioso
silencio es que eres vital para mí y tu latir me hace amar la vida y a los que me enseñas cuando a solas conmigo te
quedas.