jueves, 28 de julio de 2011

Como la brisa de un amanecer....

Sé que está, aunque no la pueda ver

cuando contemplo que a su paso

la naturaleza se inclina

devota, amorosa y solemne.

Sé que te has quedado

cuando ya te has ido

al sentir en mi cuerpo

el aroma de tu piel.

Y descalza, en medio

de la nada que queda

y del todo que la llena,

sin ropaje que atrape el perfume

me dejo traspasar por ella,

la siento, me inclino

y dejo que me roce la piel,

el tiempo se detiene

para que se lleve con ella

la escencia de mi alma

que en este amanecer

declara

que Te Quiero

por si no te vuelvo a ver…

Como las sombras...




No sé si son por mi o solo por ellas

tan fieles compañeras,

de día me han mostrado lo invisible de mi

de noche se esconden,

no hace falta tanto espacio,

entre surcos, luces y contraluces

van conmigo.

En noches como estas,

hasta las he extrañado,

las busco donde las dejé, entre tantos recuerdos.

Y ahora, me asomo a mirar

desde este precipicio

que impetuosas custodian

no sea que de pronto

hasta yo me convirtiera en sombras.

Antes de que ocurra,

y mientras vuelan los trozos de mi

te dedicaré este pensamiento

entre sombras del ayer

y con las luces que faltan hoy.

Te dejo envueltas unas caricias

por si un día te faltan,

cuida mis sombras

que ellas

no se separarán de ti

vivirán, después de mi…

miércoles, 27 de julio de 2011

Como un lago en calma...

Entre los árboles,

a veces muy cerca y otras desde lejos

pude contemplar el silencio

ese que susurra palabras amorosas

aquel que reposa en un lago en calma

que esconde secretos, que abraza.

Reposé a su orilla,

refresqué mis pies que venían

cansados, agrietados,

sedientos de la ternura de sus aguas,

de la suavidad de la brisa que lo envolvía.

Dormí a su sombra

me olvidé de mi misma

dejé pasar las horas y los tiempos.

Allí me perdí y me reencontré,

y desperté sintiendo los latidos

de un corazón que se despedía

que siempre fue mío

hasta que yo lo entregara.

Entre los árboles,

contemplé en silencio

el último latido

que entraba en el lago

de mis sentidos

y se sumergía despacio y solemne

cada vez más lejano de la orilla.

Como un camino que se abre paso

Según como se mire o desde dónde se esté,

sube o baja,

una ruta que se abre camino

en la espesura de una colina silenciosa y quieta

que va desvelando sus misterios,

regalando historia y vida,

a quien se atreva a recorrerla, tocarla,

impregnarse de sus aromas y

hasta buscar en ella su alimento...

Conozco ese camino,

podría cerrar los ojos y recorrer pasito a paso

en mi memoria la ruta

que en la vida me ha hecho,

subir hasta desear el cielo y también

bajar hasta tocar el suelo.

Si volviera a nacer, lo buscaría hasta encontrarlo,

no cambiaría nada, ni del entorno, ni de la subida,

que al inicio fue un desafío,

se sentía un aire agradable, que invitaba a caminar y aunque en la mitad del camino,

el aire fue viento, la nieve helaba hasta el alma,

al llegar a la cima,

el sol brillaba en un paisaje entrañable, inolvidable,

que imprimía en mis ojos, sello, forma, figura,

los esteros que corrían y caían entre la espesura,

que arriba era un hermoso valle en calma,

emitían las más hermosas melodías

que jamás volví a escuchar y que llevaré en mi alma para toda la eternidad.