La vida emerge hoy desde las profundidades de una tierra árida pero rica, una tierra que guarda sus secretos y esconde sus misterios, deseos que laten en las profundidades, entre el oro y el cobre, se descubrió la luz, cayó un velo.
La tierra no tenía alma, ahora tiene treinta y tres almas que latirán siempre en ella, no tenía corazón, ahora tiene el corazón de todo un pueblo que ha puesto en ella su mirada, no conocía la esperanza, y se ha llenado de ella, nada sabía de la fe y ha permanecido en tinieblas toda su vida, pero se ha hecho la luz para ella y ha dejado de estar a oscuras, ahora conoce y siente la Fe de millones de personas que se ha ido colando por sus heridas, que ya tenían tiempo esperando ser curadas, le llamaban grietas, por allí esperaba en silencio un día llegara a ella la vida.
Ahora ya no es sólo rica en minerales, el oro, la plata, el cobre, las piedras preciosas que en sus entrañas guarda y que por tantas generaciones lentamente al hombre ha ido entregando, pausada, silenciosa, ha soportado por siglos que la despojen de todo y no le dejen nada, llegó el tiempo de pasar factura, no pretendía que murieran en ella los treinta y tres, la muerte no le interesaba, ella quería la vida, estaba reseca de sueños, vivencias, ilusiones, emociones y buscó con toda la fuerza de la naturaleza salir al encuentro de esas vivencias.
Los treinta y tres dejan la tierra y también se quedan en ella, vuelven a nacer, ya no serán los mismos, le regalaron con creces lo que ella anhelaba y más, le enseñaron lo que era temer por la vida, sentir miedo, volver a creer, la iluminaron con la fe, la vistieron de amor, compañerismo, esperanza, recuerdos, historias, hoy florece en el desierto la vida, hoy se reconcilia la tierra con el hombre, allí se quedan sus riquezas materiales, cierra sus puertas, se queda con su tesoro, el que ella tanto anhelaba.
Este año la tierra nos ha dado muchos remezones, nosotros le hemos regalado nuestras lágrimas, el corazón de muchos, hecho uno, latiendo a una sola voz, somos Chilenos, somos un pueblo que sabe de desmoronarse y volver a levantarse, somos constructores de sueños, creamos lazos que son eternos, somos creyentes, sabemos que no estamos solos, somos un pueblo que lucha, que entrega todo, apasionados, hombres y mujeres de esperanzas, no tenemos miedo de entregarle a la tierra nuestros sueños, de dejar ver nuestras emociones, no perdemos la Fe, amamos con todo el corazón, sin reservas, y al surgir de las profundidades, por muy oscura que sea la noche y aunque haya lágrimas humedeciendo los ojos, emergemos con una sonrisa..