A veces
el corazón se levanta
más alto que mis brazos
cuando me atrevo a soñar y confiar
que todo puede ser posible
cuando dejo puerta afuera a los miedos,
dudas, inquietudes o inseguridades,
cuando salgo de mi misma
para ir en dirección del otro.
Es entonces
cuando los milagros acontecen
el instante
en que los colores brillan
con una nueva luz,
la música comienza a
dar tonos nuevos a mis días
y un nuevo amanecer
se vislumbra desde mi ventana.
Cuando todo parece acabar
es cuando la vida
y los sueños
comienzan.