domingo, 1 de junio de 2014

DE UNA MADRE A SU HIJO




Unos pequeños centímetros de vida, me han enseñado la lección más fuerte y más profunda de mi vida, me descubriste desnuda a la orilla del camino, a la intemperie me encontraste, herida por la soberbia y la mentira del corazón humano, entre los pedazos rotos de mi propio corazón que se empezaba a olvidar de creer y confiar, en medio de un sueño profundo del que no deseaba despertar, porque sangraba mi alma y agonizaba   mi vida, desde tu pequeñez y aferrándote a una vida que no se aferraba a nada, sacaste fuerza para luchar por los dos, tú, pequeña partícula de una nueva existencia, un trocito de mi propio ser, quisiste latir por ti y por mí, cuando la ciencia se quedaba en silencio y las rodillas de muchos se doblaron, tú, alzaste tu corazón hacia el cielo y pediste por mí, tú, diminuto tesoro bajado de ese mismo cielo al que yo deseaba ir y del que tú me querías enseñar, aquí en mi tierra… que te era hostil y que no te esperaba, que casi no te deja continuar...

 ...tú querías latir y yo dejar de hacerlo…no sé cómo lo hiciste, pero en mi profundo sueño sé que nos encontramos, nos vimos a los ojos y nos reconocimos, sé que sin hablarnos nos entendimos, sé que al escucharte se quebró mi orgullo herido, se cerraron las heridas abiertas y sólo quedaron las cicatrices de una historia que con tu vida me enseñaste a perdonar, sé que acercaste tu alma a la mía y enjugaste mis lágrimas y me sonreíste, tenía miedo y tú, aniquilaste con tu presencia esos temores… yo debía ser la fuerte, la que cuidara de ti, la que te esperara y la que te protegiera, y te pido perdón pequeñito ser de este universo, no lo hice, y tú hiciste todo eso por mí, desde la pureza de tu ser enviaste a mi vida toneladas de defensas, me regalaste todo lo que necesitaba, tú no quisiste que yo dejara de latir, tú y no yo… me despertaste de las peores pesadillas y del mejor sueño donde te encontré...

... tú, me enseñaste que el amor es vida y que el amor restaura la vida, que por ella vale la pena vivir y morir, que hay que arriesgarlo todo y que una existencia puede ser completa igual en 90 años que en unos meses o unas semanas, o un día…el tiempo no se mide en la vida, ni se mide el amor. Tú, pronunciaste en mi vida el mayor Te Amo, que se pueda reconocer en esta vida, y yo, me puse de pie por ello, te entrego mi vida, que no sé cuánto más va a caminar por tu historia y la mía, pero prometo que no la voy a interrumpir, sé que no soy fuerte, sé que es peligroso y grave como tú y yo hemos escuchado hasta el cansancio decir, no sé si serás tú  o yo, o seremos ambos, no te puedo prometer que si tú ves la luz de estos días que yo conozco y que deseas conocer, estaré allí para enseñártelos, tal vez este tiempo sea el único tiempo que tengamos para conocernos, amarnos y encontrarnos en una dimensión que desconocida para muchos, tú, me vistes y me abrazas y yo te beso y te tomo de la mano...

... siento que eres mucho más fuerte que yo y espero que si llegado el momento debes decidir, lo hagas tú, luches por ti y permanezcas después de mí y sepas que te amo en cada segundo de toda una eternidad, mi pequeño y hermoso tesoro, lleno de magia y melodía, presencia que inunda mi ser, en tus manos dejo mi corazón que hoy late porque tú, así lo has querido…. tú que misteriosamente me invades con una suave ternura y vas sanando las heridas que alguien más dejó, a ti, te ofrezco este espacio de mí donde puedes ser tú, libre, completo, feliz, eres el milagro que me devolvió a la vida, te la regalo para que existas, para que seas, para que ames y vivas, que Dios te Bendiga, mi pedacito de cielo muy  amado...