Estaba todo oscuro dentro y esta salida no se veía, ni un poquito, el flash de la cámara, la dejó al descubierto....
Caminé durante un rato por esta montaña, en lo alto, por dentro de estas rocas, no se sentía ni un sonido, no había nada, olía a humedad, estaba frío...me detuve un momento a sacar la cámara, para saber que había ahí dentro...y entonces a lo lejos, apareció esta imagen...
Ahora la miro y pienso, que es casi una lección de vida, me costó entrar a la montañana esta, estaba muy alto y era desparejo el camino, pero quería entrar y ver...estando dentro me di cuenta que no iba a ver nada, y la oscuridad y la nada empezó a impacientarme, seguí subiendo en la oscuridad y me guiaba por lo que mis manos podían tocar y percibir...
Cuántas veces en la vida he pasado por esta misma vivencia, ya no en forma tan tangible, como en este lugar, pero igual de real, oscuridades tan hondas, el alma congelándose, sin más ayuda que los sentidos más finos, esos que se activan cuando no se ve nada, y algo me dice dentro que debe haber una salida en algún momento, en algún lugar...aunque no la vea...ahí está!
Lo que sucede es que en este caso, la salida estaba, pero si llegabas a ella, te encontrabas con un inmenso vacío, una quebrada tremendamente profunda, podías divisar la inmensidad del paisaje que era hermoso, pero salir de ahí, no era posible, a no ser para un experto escalador y con el equipo indicado, sólo había que contemplar, que existía, aunque tan solo fuera para eso, para no perder el norte, para no dejar de creer..